Floración de la vid en una viña sostenible de Bodem Bodegas en la D.O. Cariñena.

La floración del viñedo en Bodem Bodegas: un momento clave para la calidad del vino

La floración del viñedo es uno de los momentos más importantes del ciclo vegetativo de la vid. En Bodem Bodegas, ubicados a los pies de la Sierra de Algairén con Denominación de Origen Cariñena, vivimos este proceso con especial atención, ya que marca el inicio real del desarrollo de la uva y, por tanto, del vino que disfrutaremos meses después. Comprender qué es la floración, qué ocurre antes y qué sucede después es esencial para entender el delicado equilibrio que define la calidad de cada cosecha.

¿Qué es la floración de la vid?

La floración es la fase en la que la vid pasa de brotar hojas a desarrollar flores. Se trata de un proceso biológico en el que las yemas formadas en la primavera anterior, tras pasar por las etapas de desborre y crecimiento de los pámpanos, comienzan a formar inflorescencias: pequeños racimos florales que se convertirán en uvas si la fecundación tiene éxito.

En esta etapa, que en Cariñena suele producirse entre finales de mayo y principios de junio —aunque depende del clima de cada año—, las flores de la vid se abren durante unos días (entre 8 y 15, según la variedad y condiciones meteorológicas) y permiten la polinización natural, que dará lugar al cuajado, es decir, la formación del fruto.

Antes de la floración: preparación y vigilancia

El proceso que conduce a la floración empieza mucho antes. Tras la poda de invierno, que en Bodem Bodegas realizamos siguiendo prácticas regenerativas, comienza el lloro de la vid, una señal de que la savia vuelve a circular y que la planta “despierta” tras el letargo invernal.

Después, entre marzo y abril, se produce el desborre, cuando las yemas comienzan a hincharse y brotan los primeros pámpanos y hojas. Durante esta fase inicial, es crucial proteger la planta de posibles heladas tardías, que podrían comprometer el ciclo vegetativo completo.

En Bodem Bodegas, nuestros viñedos de Garnacha y otras variedades adaptadas al clima seco de Cariñena se benefician de suelos pedregosos y bien drenados, ideales para garantizar una brotación equilibrada. Aplicamos también técnicas sostenibles para favorecer la biodiversidad y mantener un equilibrio natural en la viña como la viticultura regenerativa.

Durante la floración: máxima sensibilidad

La floración es, junto con la vendimia, uno de los momentos más delicados del año. En esta fase, la vid es extremadamente sensible a factores externos como la lluvia, el viento fuerte o cambios bruscos de temperatura. Estos elementos pueden afectar directamente al éxito de la polinización y al porcentaje de flores que se convertirán en uvas.

En la bodega seguimos de cerca la evolución de la floración con recorridos diarios por nuestras parcelas, observando flor a flor cómo se comporta cada variedad. Esta atención al detalle nos permite prever con antelación la posible carga productiva del año y actuar en consecuencia en el manejo del viñedo.

Después de la floración: cuajado y desarrollo del fruto

Una vez las flores han sido polinizadas con éxito, comienza la fase de cuajado, donde los ovarios fecundados comienzan a hincharse y transformarse en pequeños granos de uva. Es en este punto cuando podemos comenzar a intuir cómo será la cosecha en términos de cantidad.

A partir de ahí se inicia un periodo de crecimiento del fruto, que culminará con el envero (cuando las uvas cambian de color) y, finalmente, con la vendimia. En Bodem Bodegas, utilizamos esta información para ajustar nuestras decisiones de riego, poda en verde y manejo del suelo, siempre bajo un enfoque de viticultura regenerativa que prioriza la salud del viñedo y la expresión auténtica del terruño.

Floración y calidad: una relación directa

El éxito de la floración es directamente proporcional a la calidad del vino. Una floración homogénea y equilibrada permite un desarrollo del racimo ordenado, con uvas de tamaño similar y maduración uniforme. Esto se traduce en vinos más equilibrados, con mejor estructura y expresión aromática.

En Bodem Bodegas, lo vemos año tras año reflejado en nuestros vinos de la gama Las Margas y en los más exclusivos como Las Margas Cerezos, donde el carácter del viñedo se expresa con nitidez gracias a un seguimiento minucioso desde la floración hasta la vendimia.

Una promesa en flor

La floración del viñedo es mucho más que una fase agronómica: es una promesa de lo que está por venir. Cada flor que se abre en nuestros viñedos encierra el potencial de una botella de vino que viajará desde Cariñena al resto del mundo. Por eso, celebramos este momento como uno de los hitos esenciales en nuestro trabajo de cada año.

Esperamos una vendimia mágica.

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